Este blog es el espacio que decidí aprovechar para decirle a Jesús lo que no me atrevo a decirle, para que otros lo vean y les sirva de ejemplo, para que sepan que no son los únicos que han sentido miedo al enfrentar este proceso y decidir seguir este camino, pero con la ayuda de Dios Todopoderoso se pueden dejar a un lado todos esos temores e inconvenientes y seguir gozosos y confiados de que la llegada del Señor se acerca y estaremos despiertos esperando que el dueño de la casa regrese para recibirlo con bombos y platillos.

martes, 22 de abril de 2014

LOS INVISIBLES.

¿Quién puede verlos?


Voy saliendo de clases, camino a casa, son las 08:30 p.m. y en el centro empieza la vida nocturna. Muchos turistas salen a ver mi linda Cartagena, la tan codiciada, Histórica Cartagena.
Tierra llena de encantos y sorpresas, de bellas morenas que con su baile sensual y su carisma enamoran a los extranjeros.

Pero hoy, mis ojos están viendo mas allá, no se que me sucede, esta noche no parece como las demás noches, hoy puedo ver otro mundo detrás del hermoso antifaz de lentejuela que mi bella ciudad suele usar.
Ya no identifico a los gringos, los típicos rubios, con ojos azules, con caritas de ken que se ven disfrutando de nuestras playas los domingos.
Esta noche contemplo otra clase de forasteros, para la mayoría de nosotros los “normales”, ellos tampoco son de los nuestros, no son blancos con dientes perfectos de actor, tampoco lucen ropa de Armani, ni andan por la ciudad en Porsche o Ferrari.
No obstante, ellos hablan un idioma diferente y sus vidas  como de extraterrestres no son aceptadas en esta sociedad materialista, donde no se le da cabida a ninguno que no sea perfectamente superficial, encantadoramente exhibicionista, brutalmente hipócrita y definitivamente un ser frío, sin corazón y moral.

Ellos no son aceptados, simple y sencillamente porque ellos "no tienen nada”.

Ellos que pasan con sus ojos perdidos en el tiempo y sus manos buscando siempre algo más.
Ellos que no tienen aroma de rosas en sus cuerpos, ni esperanza en sus corazones.
Ellos que no encuentran otra forma de hacerse notar que repetir la misma frase:
Tengo hambre, dame pa’ comé ahí!.

Ellos que dicen creer en Dios, pero cuando les explicas, que a Dios no le gusta verlos así, solo responden: ¡Pero, que puedo hacé, así es la vida! , como resignándose a vivir el resto de sus días en la calle, comiendo residuos de basura y pidiendo limosna, conformes sin la ayuda del Soberano, del que una vez escucharon y del que en el fondo creen, del que puede restaurar sus vidas; todos esos pensamientos producto de años esclavizados por el sufrimiento y del desprecio de aquellos que podían verlos y decidieron no hacerlo.

Ellos son llamados los invisibles; o como decimos los costeños: Los Locos.

Yo me pregunto, ¿Son ellos invisibles? O ¿Somos nosotros los invisibles, existiendo en el mundo de ellos?

¿Por qué no hay contacto entre nuestros mundos?

¿Tanto nos creemos que no podemos dejar de mirar tan alto, bajar un tanto la cabeza y extender una mano al caído?
¿Cómo podemos comernos suculentos platos de comida en frente de aquel que quizás lleva días sin probar bocado?
¿Tan crueles somos? ¿Acaso son piedras nuestros corazones?
¿Cómo paso inadvertido al lado de un “invisible” si su vida me pide a gritos “AYUDA”?

¿Qué tengo yo, que me hace creer que soy mejor que ellos? ¿Acaso, una casa, un carro, ropa y comida me llenan cuando mi vacío empieza a ser espiritual?
Ellos nos llevan ventaja, pues, segura estoy que el Creador puestos sus ojos tiene sobre aquellos que la sociedad consideró, vil, indigno y miserable.

El les ha dado el cielo a los pobres de espíritu, a aquellos que se dan cuenta que necesitan de él.
El consuela a aquellos que sus ojos enrojecidos y dolidos no paran de llorar.
El le ha dado por herencia la tierra a aquellos que son humildes de corazón.
El sacia a los que tienen hambre y sed de justicia. 
El trata con compasión a  aquellos que son compasivos.
El les ha dado el aval de poder verlo a aquellos que tienen corazón puro.
Les ha manifestado: Serán llamados Hijos de Dios, aquellos que procuran la paz.

Ahora me pregunto:
¿Puedes ver a los invisibles?

Puedes notar que han estado ahí todo el tiempo, esperando de ti más que una moneda, esperando la vida y la luz que emana de ti, luz que el mismo Jesús coloco en ti para que no fuese escondida bajo la cama.

Puedes darle rostro y nombre a aquellos que fueron “nadie”.

Bienaventurados los que son perseguidos por hacer lo correcto, porque el reino de los cielos les pertenece.
Mateo 5.