Cada proceso en nuestras vidas es un final y un nuevo comienzo.
No es fácil cuando algo tiene que cambiar en nuestras cotidianas vidas, siempre da guayabo parar de hacer lo seguro y acostumbrado e intentar cosas nuevas.
No es fácil tener que dejar de ver a los que por tantos días fueron tus cómplices y ahora se convirtieron en tus más íntimos amigos porque tu experiencia es necesaria en otra parte del mundo.
No es fácil dejar ir a la persona que tanto querías, aún sabiendo que se va por qué es lo mejor.
No es fácil dejar de escribirle a quien te habías acostumbrado a regalarle tus letras bañadas en sentimiento hacia él porque al parecer, él no debía ser el poseedor de tus palabras.
No es fácil reconocer los errores y DECIDIR corregirlos.
No es fácil dejar de ver la vida color de rosa como lo veías hace unos años, con ojos de niña consentida y empezar a ver el mundo como toda una aventura,que en muchas ocasiones te hará llorar, pero que tienes que enfrentar sola, salir de los brazos de papá y mamá y lanzarte al abismo porque sí no lo haces, te arrepentirás, no porque LO HICISTE, sino porque NO TE ATREVISTE. Y es que si te lanzas puede que pierdas, pero si no lo haces es segura tu derrota.
No es fácil salir de la zona de confort y enfrentar los desafíos sin cobardía, sin temor. Que te puede hacer la vida? Golpearte, cansarte? Si es así, entonces cae al suelo, dobla rodilla y de nuevo avanza.
Entonces, aún, si te da tristeza dejar de hacer lo que hacías, no te detengas. Aprovecha cada oportunidad, haz los cambios que necesites hacer en tu vida. ¡Pero hazlo ya! No dejes que el tiempo se pase y ver como otros alcanzan sus sueños pero tú, en tu cobardía, sólo conseguiste pequeñas cosas.
Recuerda que SOLO LOS VALIENTES ARREBATARAN EL REINO DE LOS CIELOS.
«El cielo es el límite. Tu decides.»
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